viernes, 24 de abril de 2009

Fase II. Aproximación


Hoy me he levantado pensando no tanto en el trabajo como en lo que vendrá a continuación del horario laboral.
Porque cuando salga de la oficina sobre las tres de la tarde lo haré con un ropaje diferente al que tendré a primera hora de la mañana y en lugar de enfilar la A2 camino de casa buscaré la estación de Metro más próxima.
Al final han sido sólo unos cuatro meses de parada pero lo cierto es que todavía parece que nuestros pasos se dirigen a Fuente de Cantos.
Y esa es una realidad: nuestro viaje de aproximación nos llevará por la Autovía de la Plata hacia el lugar donde, allá por noviembre pusimos punto y seguido a nuestra aventura.
La preparación en esta ocasión ha sido algo más ligera que la anterior vez. Al fin y al cabo, tampoco se exige un esfuerzo físico fuera de los límites asumibles y aceptables a gente normal como nosotros.
La mochila lleva prácticamente lo mismo que en la ocasión anterior. Debe ser la prueba que se eligió correctamente el material necesario y no sobraba ni faltaba cosa importante. Bueno: el saco de dormir será uno nuevo pero más liviano.
Desde hace unos cuantos días la mayor preocupación es la climatológica. Mas que por el refrán (“En abril, aguas mil”) lo es por las continuas noticias en telediarios y sitios de Internet que informan sobre predicciones del clima.
Se prevé lluvia durante los tres primeros días de marcha (probabilidad = 100%) y además bajas temperaturas. Con alertas de todos los colores nos están bombardeando los medios de comunicación y sinceramente, da pánico tal como lo están poniendo.
Desde la oficina he llegado a la Estación de Atocha (primero, Metro y después Cercanías) donde el AVE con destino Sevilla me está esperando en la Vía 6 y poco más de tres horas quedará estacionado en Santa Justa.
Al llegar a Ciudad Real parece que la lluvia quiere dar la razón a todos aquellos que la están llamando y comienza a descargarse de unas preocupantes nubes negrísimas.
Poco a poco el tren se está acercando a su destino y las nubes parece que se quedan atrás. Espero que al menos se retrasen durante dos o tres días de forma que podamos avanzar en seco por los caminos de Extremadura.
Puntualmente, el Ave llega a Sevilla y mochila a la espalda me dirijo a casa.
Avi y Vir ya están allí e incluso han comprado los billetes del LEDA y sobre las ocho y media de la tarde cruzamos por Campana y el Museo hasta la Plaza de Armas.
Tomamos un café para entonarnos y a las 10 de la noche, también puntual, el autobús se está deslizando en busca de la A66 dirección Norte.
Llamo al Albergue de Fuente de Cantos, donde me confirman que hay camas libres. Lo hago porque está justo al lado contrario de la Estación de Autobuses y no es plan de pasearnos a media noche buscando alojamiento.
No hay un alma por las calles del pueblo cuando nos dirigimos al antiguo Hospital-Convento franciscano de San Diego.
Una vez allí, el encargado (Víctor) nos lleva hasta una habitación amplia, con cuatro camas en dos literas, y que se asoma a un bonito patio interior.
Ya es medianoche y todo es caer en sobre una limpia cama o comienza el reparador sueño.
El cielo está despejado y pleno de estrellas.

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