viernes, 29 de enero de 2010

Vía de la Plata a Santiago, Etapa 13


De Camino a Santiago por la Vía de la Plata. Fase 3. 2009. De Aljucén a Cañaveral

Etapa 13.- Alcuéscar – Valdesalor

Posiblemente, el frío que hemos pasado esta noche no lo supera el que tuvimos que sufrir en albergue de El Real de la Jara, donde tuvimos que comprar un pequeño calefactor eléctrico que engañase a nuestros ateridos cuerpos. Vestido dentro de los sacos y con un par de mantas encima hemos conseguido sobrevivir a esta fría noche del otoño extremeño.
Abandonamos la Casa de Misericordia que nos ha dado cobijo y justo frente a ella está el Restaurante Alta Cuesta, abierto desde primeras horas de la mañana y al que nos dirigimos a la búsqueda de algún líquido que cumpla la condición de que esté caliente. Y con una buena tostada desayunamos y enfilamos la etapa con el cuerpo entonado y dispuestos a todo.
El perfil que nos esperan en los próximos 27 kilómetros es en suave bajada y cuya única dificultad, al menos sobre el papel, es el kilometraje. Porque pese a las botas y la mochila, seguimos siendo “urbanitas” que tratan de adaptarse a la naturaleza.
Saliendo de Alcuéscar
Pasan unos minutos de las ocho de la mañana cuando ya estamos dando los primeros pasos sobre el terreno humedecido por el rocío nocturno, al que acompaña una suave niebla. Hace algo de frío pero al poco rato ya parece que nos sobran hasta los calcetines.
Un carril entre alambradas y posteriormente, la bella dehesa extremeña nos va acercando inexorablemente al primer lugar habitado de la jornada: Casas de Don Antonio al que llegamos tras hora y media de marcha. A partir de aquí comienza una serie de restos romanos que nos encontraremos a lo largo de toda la etapa. A la entrada del pueblo se encuentra el Puente Romano sobre el arroyo Santiago. Lo cruzamos y bordeamos la población hasta encontrar una pista de tierra, paralela a la carretera N-630 que nos acompañará durante un largo trecho.

Casas de Don Antonio
Los bloques de granito instalados por la Junta de Extremadura nos indican que caminamos sobre el trazado original de la calzada romana y prueba de ello son los “miliarios” y puentes que a partir de ahora nos iremos encontrando perfectamente señalizados: el XXVII, incrustado en la valla de piedra de una finca, el XXVIII tieso en el medio del Camino y otros tirados allá y acá.
Después de pasar por zonas que están en excavación arqueológica, en la lejanía aparece un puente romano aunque reformado en la Edad Media y cercano a un caserío: Santiago de Bencaliz.

Miliarios y Puente Romano de Santiago
Inicialmente la idea es continuar hasta finalizar la etapa pero vamos bastante bien de tiempo, la marcha es cómoda y nos apetece tomar algo freso (si, una cerveza). Así que a las tres horas y media desde que iniciamos la marcha en Alcuéscar y a través de la Avenida ruta de la Plata (no podía ser de otro modo) nos encontramos entrando en Aldea del Cano.
En el Ayuntamiento nos sellan la “credencial” y nos informan donde comer algo mientras descansamos. Tras bordear la Iglesia de San Martín nos dirigimos al Bar Las Palmeras y durante casi una hora unas raciones variadas y alguna que otra cerveza helada nos recomponen el cuerpo y sobre todo, nos lanza de nuevo al Camino.
Aldea del Cano
Mas “miliarios” por un recorrido que está muy bien acondicionado. Incluso se han colocado bloques de granito para facilitar el paso de los pequeños arroyos en el caso que lleven agua.
Atravesamos la N-630 por un paso inferior y antes de una hora de marcha nos sitúa ante un campo de aviación utilizado por el Aeroclub de Cáceres aunque los hangares más parecen de un decorado para alguna película, por lo solitario que está. Ni un alma nos recibe y hacemos un pequeño descanso antes de iniciar el asalto al último tramo por hoy.
Aeroclub de Cáceres
Falta un cuarto de hora cuando en la lejanía se divisa el caserío de Valdesalor. Pero como siempre, los últimos kilómetros parecen tener más de mil metros y son ya casi siete las horas que han transcurrido desde que comenzamos a andar.
Los últimos pasos del día y el puente sobre el Río Salor
Por el último puente romano, aunque muy restaurado, cruzamos el río Salor e iniciamos una ligera subida que nos llevará hasta el final previsto para esta Etapa. A la derecha de éste tramo podemos observar multitud de catas arqueológicas realizadas a la original Calzada Romana.
A la llegada a Valdesalor pasadas las tres y media de la tarde, nos encontramos con el Ayuntamiento cerrado igual que el Hogar del Pensionista. Y ni un alma por las calles. Y ni un sitio donde beber algo, fresco o caliente. En fin un pueblo abandonado como el aeroclub que dejamos atrás.
Y lo peor es que el autobús urbano que nos podría llevar hasta Cáceres ya se ha marchado y el próximo pasará dentro de cuatro horas largas.
Buscamos alguien que nos diga donde localizar un taxi y al tercer intento, se detiene un coche particular cuya conductora resulta ser Policía Local. Se ofrece a llevarnos, cosa que le agradecemos pero declinamos por ser cuatro caminantes y sus mochilas. Llama con su móvil y consigue que manden un taxi desde la capital al cabo de un rato.
Un joven conductor, marchoso y simpático nos lleva hasta el Albergue Las Veletas. Bastante nuevo y bien situado, nos asignan una habitación de seis que ocupamos los cuatro. Además, nos preparan una lavadora (incluida en el precio de la habitación) para hacer la colada.
Sin más, ducha y paseo por el casco histórico antes de comer un menú del día (o de la noche) bastante flojito. Prueba que la comida no fue nada especial, de la cena sólo recuerdo que el Alcorcón estaba ganando un partido de futbol al Real Madrid.
Cáceres<>

Volvemos al Albergue y a dormir, que mañana será otro día.

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